A menudo pensamos en los músculos como algo que existe por separado del intelecto.
La verdad es que nuestro cerebro y nuestros músculos están en constante conversación entre sí, enviando señales electroquímicas de ida y vuelta.
De manera muy tangible, la salud de nuestro cerebro depende de que nuestros músculos se mantengan en movimiento.
El ejercicio estimula lo que los científicos llaman “conversación cruzada” músculo-cerebro, y las moléculas de proteína que se liberan cuando los músculos se contraen ayudan a determinar respuestas beneficiosas específicas en el cerebro. Entre ellas se encuentran la formación de nuevas neuronas y el aumento de la plasticidad sináptica, que potencian el aprendizaje y la memoria.