Si vives en Nueva York, seguro que te has fijado en Blank Street, que abrió su primer carrito de café en 2020 y ya cuenta con 40 locales. Sus creadores provienen del mundo del capital riesgo, y su misión es hacer un café más barato que el de Starbucks, más sabroso que el de Dunkin’ y elaborado por un sistema automatizado que requiere menos trabajadores.
Los escépticos han criticado la expansión de Blank Street, afirmando que expulsa a los negocios locales. Pero si su estrategia se impone, puede ser una señal de que los clientes de café están ahora más interesados en el precio y la comodidad que en el ambiente.