El gobierno alemán tomó ayer el control de tres refinerías de petróleo de propiedad rusa, diciendo que se había puesto temporalmente a cargo de las entidades locales del gigante petrolero ruso Rosneft.
La medida es una escalada de un enfrentamiento con Vladimir Putin que comenzó en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.
El país está tratando de prepararse para el impacto de la prohibición del petróleo ruso en toda la UE, que entrará en vigor el 1 de enero, y Europa sigue haciendo frente al cierre del gasoducto Nord Stream 1 por parte de Rusia.