Divididos por la guerra, tensos por la escasez y enfrentados al cataclismo del calentamiento global, decenas de líderes mundiales se reunieron el martes en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para celebrar la primera Asamblea General completa y en persona desde que comenzó la pandemia.
Entre todas las crisis mundiales, la invasión rusa de Ucrania dominó la jornada, en la que los jefes de Estado abordaron la violencia del conflicto, el caos en las cadenas de suministro, la subida de los precios de la energía y los demás efectos de la guerra.