Financiada por la Comisión Europea, la Red de Ciudades Comestibles apoya a unas 150 ciudades de todo el mundo en sus esfuerzos por cultivar alimentos en paisajes urbanos.

Muchas de estas ciudades han transformado los espacios públicos, incluidos los parques y las laderas vírgenes, en ecosistemas urbanos donde los alimentos pueden crecer y ser cosechados para su uso por los residentes locales.

En Asheville (Carolina del Norte), por ejemplo, el Parque Comestible Dr. George Washington Carver cuenta con más de 40 variedades de árboles frutales y de frutos secos de los que los residentes pueden recoger y llevarse lo que necesiten.

En respuesta a la preocupación por que la gente se lleve más de lo que necesita, los organizadores de los proyectos de la Red de Ciudades Comestibles no han encontrado que eso sea un problema en absoluto; en cambio, informan de que siempre hay más que suficiente para todos.