Los avances en las tecnologías reproductivas nos obligan a reconsiderar lo que significa ser padre, incluso a nivel genético. Aunque la FIV permite a los aspirantes a padres utilizar óvulos y esperma donados por otras personas, que pueden tener o no un papel en la vida del niño resultante, no se trata sólo de la FIV. Ya se utilizan tecnologías que dan lugar a bebés con tres padres genéticos. Y otras que permiten tener cuatro o más padres genéticos podrían estar disponibles en un futuro próximo.
Este tipo de progreso plantea inevitablemente preguntas vitales. ¿Qué es lo que hace que una contribución genética convierta o no a una persona en padre o madre? ¿Existe un número ideal de padres que pueda tener un niño? Y, a la hora de la verdad, ¿importa realmente la genética?