A pesar de que el concepto de toxicidad en las relaciones familiares es relativamente nuevo, la realidad es que muchos de nosotros hemos vivido en familias en las que al menos uno de nuestros padres era tóxico. Estos padres tóxicos pueden manifestarse de muchas maneras diferentes, pero todos comparten una cosa en común: el efecto negativo que tienen en la vida de sus hijos.
Tal vez tu padre tóxico sea el que siempre está gritando y criticando. O tal vez sea el que está constantemente exigiendo que seas perfecto. O tal vez sea el que nunca está satisfecho con lo que haces. O tal vez sea el que siempre está haciendo comparaciones desfavorables entre tú y tus hermanos o amigos.
Sea cual sea el caso, un padre tóxico es alguien cuya presencia en tu vida te hace sentir mal acerca de ti mismo. Es alguien cuya presencia a menudo te deja centrado en lo que está haciendo mal en lugar de en lo que estás haciendo bien. Es alguien cuya presencia causa estrés y ansiedad en lugar de tranquilidad y seguridad.
Un padre tóxico es alguien con quien es difícil tener una relación saludable y, si bien es cierto que no podemos cambiar a nuestros padres, podemos cambiar la forma en que interactuamos con ellos. Aquí hay algunos consejos para lidiar con un padre tóxico.
Recuerda que eres una persona valiosa y digna de respeto. Aunque tu padre tóxico pueda hacerte sentir de otra manera, es importante que te recuerdes a ti mismo que eres una persona valiosa y digna de respeto. No eres lo que él dice que eres; eres lo que Dios dice que eres.
Elige tus batallas. No puedes cambiar a tu padre tóxico, pero puedes controlar la forma en que te involucras con él. No pierdas tu energía en peleas que no puedes ganar. En lugar de eso, enfócate en aquellas áreas en las que puedes hacer una diferencia.
Establece límites claros. Si tu padre tóxico ha sido abusivo, es importante que establezcas límites claros para proteger tu propia salud y seguridad. Déjalo en claro que no tolerarás el abuso y, si es necesario, considera alejarte de él por un tiempo.
