Lo oímos y tal vez lo usamos todo el tiempo: “¡Mira el lado bueno!”.
Tratar de rechazar las emociones negativas a cambio de forzar la positividad cuando las cosas se ponen difíciles.
Y aunque puede ser útil pensar en positivo cuando se enfrentan los desafíos, demasiada de esta positividad forzada puede ser tóxica – de ahí el término “positividad tóxica”.
Esto es algo que podemos provocar nosotros mismos al no permitir los pensamientos y sentimientos negativos, pero también es algo que podemos hacer experimentar a otras personas.
Es importante acabar con el hábito, porque si no, puede tener efectos perjudiciales, entre ellos
– suprimir nuestras verdaderas emociones, lo que puede empeorarlas
– interrumpir la conexión
– y mantenernos atascados cuando negamos los problemas e intentamos alejarlos con pensamientos positivos.