Los demócratas han acusado a Donald Trump de las 30 personas que murieron en los tiroteos que se llevaron a cabo en Texas y Ohio, pues aseguran que con sus acciones a motivado a las divisiones raciales.
El primer tiroteo se presentó el sábado en la mañana en El Paso, donde un hombre armado con un rifle mató a 20 personas e hirió a 26 en un Walmart. Las autoridades han decidido tomar esta situación como un caso de terrorismo doméstico.
En respuesta, Trump declaró ante un grupo de periodistas que: “El odio no tiene lugar en nuestro país, y nos encargaremos de eso”.
Además, reveló que ya se había comunicado con el FBI y el fiscal general para saber qué acciones tomar para evitar este tipo de actos.
Aunque el mandatario constantemente usa un lenguaje antinmigrante, calificó este crimen como un acto de odio y un acto de cobardía.
“Es también un problema de enfermedad mental, si se miran ambos casos. Es una enfermedad mental. Realmente son personas que tienen enfermedades mentales muy, muy graves”, dijo Trump a los periodistas.