El nuevo año ha traído a Europa un poco de buena fortuna. Un invierno inusualmente suave, incluso cálido, ha contribuido a bajar los precios del gas natural.
Con esta suerte, los analistas han reforzado su convicción de que la inflación europea, la más alta en generaciones, ha tocado techo.
Los datos de principios de mes mostraron que los precios al consumo en la eurozona subieron a un ritmo anual del 9.2% en diciembre.
Estos signos de ralentización de la inflación supondrán un cierto alivio para los consumidores, pero no aliviarán las preocupaciones de los banqueros centrales, encargados de volver a situar la inflación en su objetivo del 2%.