Estados Unidos alcanzó su techo de deuda de 31.4 billones de dólares el 19 de enero. Si no se eleva, se podrían suspender los servicios a los empleados públicos y cerrar los parques nacionales, entre otras consecuencias.
El Presidente Joe Biden ha dicho que no negociará el aumento del límite de la deuda, mientras que otros legisladores consideran que es una oportunidad para reducir el gasto federal.
Si el Departamento del Tesoro no puede pedir dinero prestado o reducir gastos para mantenerse por debajo del techo de deuda, el país podría incumplir sus préstamos pendientes.
Como consecuencia, los grupos de calificación crediticia podrían rebajar la calificación de la deuda estadounidense y las consecuencias económicas de esta medida son imprevisibles.