Con la intención de aliviar dolores y contracturas de los músculos, se hace un uso continuo de relajantes musculares.

Es cierto que pueden ser muy útiles y efectivos para situaciones puntuales, pero existen razones para evitar el uso continuo de los relajantes musculares de origen farmacéutico, según indican expertos.

Estos son algunos de los efectos secundarios de los relajantes musculares:

• Mareos, somnolencia, confusión, pérdida de reflejos y visión borrosa.

• Ronquidos nocturnos.

• Adicción al efecto relajante.

Cuando se tengan dolores musculares, el descanso y las terapias manuales (como masajes) son las opciones más recomendables.

También existen algunas plantas medicinales con efectos benéficos, y son generalmente más seguras que los fármacos.

Lavanda: Un relajante natural muy eficaz. Un baño caliente con unas gotas de este aceite esencial es de gran ayuda.

Valeriana: Tiene efectos relajantes que reducen los espasmos involuntarios. Se puede tomar una o dos veces al día en forma de infusión.

• Romero: El romero es relajante, así que dar un masaje con su aceite sobre la zona afectada puede liberar la tensión muscular.