La relación entre los padres es uno de los factores más importantes en el bienestar de los hijos. Cuando los padres se llevan bien, los niños crecen en un ambiente seguro y estable que les permite desarrollarse emocionalmente, socialmente y cognitivamente de manera saludable.
Por otro lado, cuando los padres tienen una relación conflictiva o se separan, los niños pueden experimentar estrés y sufrimiento emocional. Además, el conflicto entre los padres puede afectar la calidad de la relación entre los padres e hijos, lo que puede tener consecuencias negativas en el desarrollo emocional y social de los niños.
Los padres que se llevan bien también pueden ser un modelo a seguir para sus hijos. Los niños aprenden de sus padres cómo resolver problemas, comunicarse de manera efectiva y manejar el estrés. Cuando los padres trabajan juntos para resolver problemas y se comunican de manera efectiva, están proporcionando a sus hijos las herramientas necesarias para resolver conflictos y establecer relaciones saludables en el futuro.