El aceite de oliva es uno de los pilares fundamentales de la dieta mediterránea y, según varios estudios, su consumo regular podría ser clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
El aceite de oliva contiene ácido oleico, un ácido graso monoinsaturado que reduce los niveles de colesterol LDL o “malo” en la sangre, y aumenta los niveles de colesterol HDL o “bueno”. Además, también es rico en antioxidantes, como los polifenoles, que ayudan a prevenir la oxidación del colesterol LDL y, por lo tanto, disminuyen el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Un estudio realizado en España durante más de cuatro años con más de 7,000 participantes concluyó que aquellos que consumieron aceite de oliva como principal fuente de grasa en su dieta tuvieron un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellos que consumieron una dieta baja en grasas.
Otro estudio, publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine, demostró que el consumo de una dieta mediterránea rica en aceite de oliva reducía el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30% en comparación con una dieta baja en grasas.