Lo primero que hay que saber sobre el alcohol es que provoca muchos efectos en el organismo. No es de extrañar que consumirla pueda hacernos sentir raros al día siguiente, aunque no hayamos bebido tanto.

La ansiedad posterior al consumo de alcohol podría deberse a varias causas. En primer lugar, el alcohol imita una sustancia química cerebral calmante llamada GABA, que es una de las razones por las que beber a menudo nos hace sentir relajados. Después, el cuerpo lucha por normalizar su química, reduciendo la actividad calmante del GABA y aumentando la de una sustancia llamada glutamato, que tiene el efecto contrario y nos hace sentir inquietos.

Además, las bebidas alcohólicas pueden contener mucho azúcar y, después de metabolizarla, podemos sufrir un bajón de azúcar en sangre. En respuesta, el cuerpo libera hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina.

Haciendo honor a su nombre, estas hormonas del estrés también provocan un estrés mental que puede ser idéntico a la ansiedad o incluso al pánico.