Haciendo un llamamiento a la paz en Ucrania desde miles de kilómetros de distancia, el Presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva lleva meses intentando posicionarse como posible fuerza mediadora en el conflicto.
Sin ofrecer muchos detalles sobre el plan, Lula, como se le conoce, parece encarnar plenamente la línea de su gobierno de que “Brasil ha vuelto”, es decir, ha vuelto para reclamar un papel en la política mundial. Dice que pretende formar una coalición de países dispuestos a intervenir y liderar los esfuerzos por la paz en Ucrania, aunque en el proceso se está encontrando pisando una delgada línea con las mayores potencias del mundo.
La propuesta de Lula es crear “un G20 para la paz”, un grupo de países lo bastante fuertes como para ser respetados en la mesa de negociaciones, pero que algunos siguen considerando neutrales en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Indonesia, India y China desempeñarían un papel crucial en su visión, pero los países latinoamericanos también están invitados a sumarse a la iniciativa.