Maquillarte es una actividad que puede ser considerada terapéutica para muchas personas. Encontrar tiempo para dedicar a uno mismo y cuidarse puede ayudar a mejorar la autoestima y la confianza, además de proporcionar una sensación de bienestar y relajación.

El acto de maquillarse también puede ser una forma de expresión personal y creativa, permitiendo a las personas experimentar con diferentes estilos y técnicas. Esto puede ser particularmente útil para aquellos que luchan con la ansiedad o la depresión, ya que pueden sentirse más en control y confiados al crear un look que les haga sentir bien consigo mismos.

Además, el maquillaje puede ser una herramienta útil para disimular imperfecciones físicas y mejorar la apariencia, lo que a su vez puede tener un efecto positivo en la autoimagen. El proceso de aplicar el maquillaje también puede ser visto como un ritual, proporcionando un sentido de orden y estructura en momentos en que la vida puede parecer caótica.

Incluso el simple acto de comprar productos de maquillaje puede tener un efecto terapéutico en algunas personas. La emoción de elegir nuevos productos y la sensación de cuidar de uno mismo puede ser un impulso emocional para muchos.