Si ha probado la comida coreana, sabe que es deliciosa.
La experiencia es cautivadora, tanto si ha asado carne en una barbacoa coreana como si ha comido un sabroso kimchi o se ha deleitado con el cálido vapor que emana de un cuenco de bibimbap.
Sin embargo, lo que quizá no sepa es que su comida probablemente vino acompañada de una buena dosis de fondos públicos.
En 2009, el Gobierno surcoreano lanzó la campaña Korean Cuisine to the World (Cocina coreana para el mundo), dotada con 40 millones de dólares, con el objetivo de mejorar la reputación mundial de Corea del Sur a través de su gastronomía.
En los años siguientes, el gobierno gastaría millones de dólares en abrir restaurantes coreanos en el extranjero, desarrollar y estandarizar recetas, y trabajar para hacer de Corea del Sur un destino culinario para los turistas internacionales.