¿Se puede evitar lo peor con un abrazo? Eso es lo que sugiere la historia de compasión y presencia de Michael Armus.
El Sr. Armus estaba en el Bank of the West de California depositando un cheque cuando Eduardo Placensia, de 42 años, pasó una nota a un cajero, afirmando que tenía explosivos y exigiendo dinero.
Pero Armus reconoció al sospechoso como un antiguo vecino y, al detectar irritación y depresión en el sonido de su voz, decidió intervenir con amabilidad y empatía.
Con unas simples preguntas, consiguió que el hombre confesara que quería ir a la cárcel porque sentía que no había nada para él en la ciudad. Armus acabó consolando al hombre y dándole un abrazo. Resultó que Placensia no iba armado.
Aunque Armus ha sido aclamado como un héroe, su sencilla respuesta -mostrar compasión e interés genuino- debería enseñarse en las escuelas y reproducirse en todo el mundo.