Los Centros Nacionales de Protección Ambiental han confirmado que el lunes 3 de julio se registró una marca ardiente, con una temperatura promedio global récord de 62.62°F.
Los científicos atribuyen este alarmante aumento a los efectos combinados del cambio climático inducido por el ser humano y el resurgimiento de El Niño, un patrón climático conocido por provocar aumentos en la temperatura global cada pocos años.
A medida que la actividad humana continúa elevando la temperatura de la superficie terrestre, enfrentamos las consecuencias: incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos. La Organización Meteorológica Mundial advierte que el regreso de El Niño en 2023 intensificará aún más las temperaturas globales, reflejando el año abrasador de 2016.
Es un recordatorio impactante de que se necesita una acción urgente para combatir el cambio climático y proteger nuestro planeta.