En 2021, Peter vio un anuncio en el que se buscaban voluntarios masculinos para un nuevo estudio sobre el trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH). Los investigadores planeaban inyectar kisspeptina -una hormona sexual natural- a los participantes en el estudio para ver si aumentaba su deseo sexual.

Los expertos creen que el TDSH afecta al menos al 10% de las mujeres y hasta al 8% de los hombres, aunque esas cifras pueden ser bajas.

Peter notó la diferencia inmediatamente después de terminar los tratamientos. De hecho, su vida sexual se volvió tan intensa que su pareja no tardó en quedar embarazada.

Aunque Peter obtuvo resultados positivos a largo plazo, es demasiado pronto para afirmar que las inyecciones de kisspeptina fueron el motivo.

Incluso si futuras investigaciones confirman los beneficios de la kisspeptina, el tratamiento médico no sustituye a una comunicación sana sobre el sexo entre la pareja y los profesionales sanitarios.