En un momento verdaderamente inspirador, miles de presos de todo Estados Unidos están obteniendo títulos universitarios entre rejas, gracias al programa federal de becas Pell.
Las nuevas normas anulan la prohibición de conceder becas Pell a los reclusos, vigente desde 1994, lo que supone un paso importante para rectificar el enfoque de “mano dura contra el crimen” aplicado durante décadas, que ha conducido al encarcelamiento masivo y a marcadas disparidades raciales en la población reclusa.
Para las personas encarceladas, obtener un título universitario mientras cumplen condena puede cambiarles la vida. Puede significar la diferencia entre reincorporarse a la sociedad con esperanza y oportunidades o volver a un ciclo de encarcelamiento.
Al reducir las tasas de reincidencia y capacitar a las personas encarceladas para construir un futuro mejor, toda la comunidad se beneficia. Es una inversión en redención, rehabilitación y creación de comunidades más seguras y prósperas.