Los efectos del cambio climático se han hecho aún más presentes este verano, con temperaturas que han alcanzado los niveles más altos de la historia. Las cocinas de los restaurantes, ya de por sí un lugar de trabajo sofocante donde los cocineros preparan los platos con hornos y fogones, se calientan aún más a medida que suben las temperaturas exteriores.
Los trabajadores no dan abasto y los propietarios se enfrentan a nuevos costos al añadir aparatos de aire acondicionado y ventiladores en sus cocinas. Algunos dicen que sus facturas de electricidad se han duplicado porque los aparatos funcionan día y noche para mantener frescos sus establecimientos. El personal de los restaurantes también está atento a los síntomas de las enfermedades relacionadas con el calor e incorporando más descansos para beber agua y refrescarse.