Existen pautas de comportamiento preocupantes en las personas que cometen atentados violentos y es muy necesario disponer de estrategias de intervención para prevenir estas tragedias.
Se destacan tres pasos basados en la evidencia para prevenir la violencia:
1. Enseñar a los alumnos y a los adultos a informar de las señales de alarma: Educar a las personas para que reconozcan los comportamientos preocupantes y animarles a informar de sus preocupaciones sobre posibles amenazas.
2. Desarrollar y dar a conocer líneas de denuncia anónimas a todas horas: Establecer sistemas como líneas de denuncia, para permitir que las personas informen de comportamientos preocupantes sin temor a represalias.
3. Llevar a cabo una evaluación y gestión de las amenazas conductuales: Evaluar las preocupaciones denunciadas, por un equipo de profesionales que permita determinar el riesgo de violencia y crear un plan de apoyo y seguimiento del individuo.
Estas medidas preventivas deben aplicarse de forma coherente y eficaz para reducir el riesgo de violencia en las escuelas y las comunidades.