Cuando sostuviste en brazos a tu bebé recién nacido o a tu pequeño, probablemente esperabas una vida llena de facilidad, plenitud y felicidad para tu hijo. Resulta que esa facilidad no conduce a la plenitud ni a la felicidad. Un poco de fracaso a menudo sí. Esto se debe a que los retos ayudan a los niños a desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia, que hacen que la vida sea mucho más agradable.

Los niños no aprenden cuando la vida les sale perfecta. Es como hacer ejercicio con pesas de 1 libra para siempre. Claro que haces ejercicio, pero si no te desgarras y reconstruyes los músculos, nunca te harás más fuerte.

Los niños tampoco aprenden cuando la vida se presenta con demasiadas dificultades. Usar pesas demasiado pesadas tampoco te hace más fuerte. La sobrecarga provoca lesiones y hace que dejes de intentarlo.

Al igual que hacer ejercicio para fortalecerse físicamente, fracasar nos fortalece emocionalmente. Necesitas experimentar “la cantidad justa” de contratiempos para sentir dolor, aprender de él, reparar y hacerte más fuerte.