Incluso el presidente de la United Auto Workers (UAW) reconoció que las reivindicaciones del sindicato son audaces: en las negociaciones contractuales entre los llamados “Tres Grandes” fabricantes de automóviles, General Motors, Ford y Stellantis (propietaria de Chrysler, Dodge y Peugeot), la UAW exige que sus afiliados reciban por una semana laboral de 32 horas el mismo salario que antes recibían por 40 horas. Esto aumentará automáticamente los ingresos de los trabajadores en al menos un 20%, probablemente incrementará el número de trabajadores empleados en las plantas de fabricación de automóviles y recortará los beneficios empresariales sobredimensionados e ineficaces.
Y cuando los trabajadores consiguen negociar políticas institucionalizadas, como la reducción de la semana laboral, un mayor porcentaje de la población puede empezar a compartir los beneficios de una economía fuerte a medida que la parte de la renta que corresponde a la mano de obra vuelve a inclinarse hacia los trabajadores.