Durante la década de 1830, el kétchup era vendido como un medicamente para aliviar la diarrea y la indigestión.
El doctor John Cook Bennet, presidente del departamento médico de la Universidad de Willoughby en Ohio, pensaba que este tipo de enfermedades se podían curar con el kétchup y de hecho, ideó unas píldoras rellenas de esta salsa.
Cuando las píldoras ya se encontraban en el mercado, los estafadores no se hicieron esperar y empezaron a vender medicina falsa pero con laxantes, afirmando además que sus píldoras curaban también cualquier tipo de enfermedad.
Por lo tanto, debido a la falsa información que empezó a circular, el imperio de la salsa de tomate terminó en el año 1850.