Después que el gobernador Gavin Newsom firmara un decreto de aplazamiento de las ejecuciones, 737 condenados a muerte en el Estado de California se salvaron de esta sentencia.
Newsom mandó a cerrar la nueva cámara de ejecución de la Prisión Estatal de San Quentin, la cual nunca fue utilizada y prohibió el uso de las inyecciones letales.
“Las penas de muerte son un fracaso que ha discriminado contra presos que son mentalmente discapacitados, que son negros o hispanos o que no pueden pagarle a un abogado”, afirmó
California es el Estado con más condenados a muerte, pero desde el 2006 no se ha vuelto a ejecutar a ninguno, y aunque en el 2016 ganó el referéndum de aplicar la pena máxima, no se ha vuelto a ejecutar a ningún preso.
Sin embargo, no todas las personas están de acuerdo con Newsom.
“Newsom ha usurpado la expresión popular de los habitantes de California y la ha reemplazado con sus preferencias personales, mediante esta moratoria apresurada y equivocada de la pena de muerte”, expresó Michele Hanisee, presidenta de la Asociación de Fiscales del Condado de Los Ángeles.
Aunque es claro que habrá muchas personas que no compartan su opinión, sus allegados lo respaldan pues consideran que el gobernador no ha alterado ningún fallo federal, además que no está permitiendo ninguna liberación apresurada de los presos.
