Siempre se ha tenido la creencia de que un hijo necesita tener a sus dos padres para ser feliz, pero esto no sucede así. Es más importante para los niños que sus padres sean felices a que estén juntos e infelices.

Aunque sea pequeño, un niño alcanza a diferenciar cuando existe algún problema o no en el hogar. Muchos niños saben diferenciar cuando sus madres son felices o infelices.

Los niños son sensitivos y sienten las energías que hay en el hogar. Si el hogar está lleno de problemas, esto contagiará al niño y le traerá problemas a futuro. Por otro lado, un hogar donde los padres estén separados pero felices, hará que el niño, aunque al comienzo sea duro para él la separación, a la larga entienda que esto hace más felices a sus padres y él también lo sea.

Es más beneficioso para el desarrollo de un niño que en su hogar sus padres estén separados pero felices, a que estén juntos e infelices.