El distanciamiento social está reduciendo la transmisión del coronavirus en Seattle, pero no lo suficiente como para contenerlo, según un nuevo estudio.

Se estimó que, para el 18 de marzo, cada persona recién infectada estaba transmitiendo el virus a un promedio de 1.4 personas más, en comparación con 2.7 a fines de febrero, antes de que se establecieran prohibiciones de reuniones y otras medidas.

Sin embargo, para comenzar a reducir el crecimiento en nuevos casos, esa cifra tendría que caer por debajo de uno.

Los funcionarios de salud advirtieron que el progreso de Seattle fue insuficiente e instaron a los residentes a redoblar su compromiso de lavarse las manos, trabajar desde casa y mantenerse alejado de cualquier persona que no sea un familiar cercano.