El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, retiró su intención de reabrir el país, en una vergonzosa admisión  de que no puede obligar a los estados  a encender la economía con el coronavirus todavía desenfrenado.

El mandatario continuó desviándose de las críticas a su manejo  de la pandemia de coronavirus, culpando a la Organización Mundial de la Salud, que se unió a los gobernadores estatales, los demócratas, el ex presidente Barack Obama, los medios de comunicación, China y los aliados europeos de Estados Unidos en ser utilizados por el Presidente para cambiar el enfoque de su propia gestión caótica.

Trump ha pasado varios días preparando el terreno para su ataque a la OMS con la que dirigió su conferencia de prensa.

Aprovechó las críticas  a la respuesta de la OMS al brote y las quejas de que era demasiado respetuoso con China y no actuó lo suficientemente rápido como para dar la alarma sobre el nuevo coronavirus y su potencial pandémico.

“Hubiera sido tan fácil ser sincero. Sus errores han causado muchas muertes”, dijo Trump sobre la OMS.

Sin embargo, los hechos muestran que, a pesar de todas sus fallas, la OMS fue mucho más proactiva al advertir sobre el virus que Trump, quien seguía negando su potencial en marzo.