¿Significa eso que si no desarrollamos una vacuna COVID-19, que eventualmente “terminará” por sí misma también?

Hubo dos cepas principales de la gripe pandémica “española” de 1918. Ambas eran bastante virulentas pero la segunda cepa, la que estalló en el otoño de 1918, era mucho más mortal. Ambas compartían sus rasgos básicos: se propagó durante un corto tiempo, dio síntomas a todo el mundo y progresó muy rápidamente. Esta última cepa podría matarte a las pocas horas de mostrar síntomas.

Como resultado, era más fácil de aislar. Las personas con síntomas podían ponerse en cuarentena y una vez muertos y enterrados, la transmisión se detenía. La Gripe Española también mató más indiscriminadamente a través de grupos de edad, incluyendo una alta tasa de mortalidad entre los niños y una tasa inusualmente alta entre los jóvenes adultos sanos.

Con COVID-19, las personas son infecciosas durante una semana antes de mostrar ningún síntoma, la mitad de los infectados no muestran ningún síntoma, y mata al 2-4% de las personas que infecta. En ningún lugar es fácil detectarlo, aislarlo o detener su progresión.