Curiosamente, cuando empezó la cuarentena obligatoria, muchos estaban encantados de poder trabajar desde la casa. Con el pasar de los días se dieron cuenta que no todo era color de rosa, sino que algunas veces parece una pesadilla.
Esto ocurre generalmente con las madres de familia, quienes deben desempeñar múltiples funciones en casa.
Además de cumplir con su rol laboral, deben ser maestras de sus hijos, ya que, con las clases no presenciales, son ellas quienes llevan la carga de las tareas porque los profesores pasaron a un papel secundario.
Adicionalmente, deben manejar y tranquilizar a los niños inquietos y molestos porque no pueden estar con sus amigos del colegio y no pueden salir al parque o realizar las actividades que antes hacían.
A todo lo anterior, debe sumarse las labores del hogar como limpiar, lavar, cocinar, entre otras, que en esta época es más difícil porque al estar todos en casa permanentemente, hay más trastes para lavar y más desorden para recoger.
El panorama para esas mujeres no es nada halagador, si no cuentan con el apoyo de su pareja, ya que tienen que cumplir los roles de madres, maestras, amas de casa, consejeras, lavanderas, esposas, etc.
Sin duda alguna es un trabajo muy duro y desgraciadamente muy poco valorado.