No tenemos una vacuna para ningún tipo de coronavirus, y hay muchos. No pudimos hacer una vacuna para el SARS, ni para el MERS, ni para el coronavirus del resfriado común. Tampoco por falta de intentos, a diferencia del caso del Dengue – tardaron mucho tiempo en hacer una porque no tenía sentido financiero, ya que los únicos afectados son los países pobres del 3er mundo que las comprarán a precios rebajados y humanitarios. De hecho, Dengvaxia fue financiada, por los esfuerzos humanitarios, no por la inversión de las compañías farmacéuticas.
Las vacunas no son fáciles de fabricar, especialmente las de los virus. Los virus son pequeños bichos muy complicados que pueden desordenar el sistema inmunológico. Todavía no tenemos una vacuna para el VIH, y la del Dengue tiene la capacidad, en algunos casos, de empeorar la infección y sus complicaciones.
Lo que interesante ahora es que todo el mundo de la virología está centrado en la fabricación de una vacuna. Cientos de laboratorios de virología están trabajando en ello, una vacuna que proporciona protección contra la infección por COVID-19 ha sido creada en China, y las pruebas en humanos están en curso en lugares como el Reino Unido.
Algún día, pronto, encontraremos una solución biológica a este problema global. Juntos, los humanos somos muy resistentes.