El Ministro de Comercio australiano, Simon Birmingham, dijo  que su país no está interesado en una guerra comercial con China, después de que China anunciara unos aranceles paralizantes para las exportaciones de cebada australiana, un comercio que tiene un valor cercano a los 600 millones de dólares al año.

Los aranceles son el último acontecimiento en la deteriorada relación entre Canberra y Pekín, que comenzó cuando Australia pidió una investigación internacional sobre la pandemia de coronavirus.

Aunque ambas partes dicen que los aranceles de la cebada y la investigación sobre el coronavirus no están relacionados, algunos se preguntan si el último paso de Pekín es una retribución económica.

“Australia no está interesada en una guerra comercial. No llevamos a cabo nuestra política comercial sobre la base de “ojo por ojo”. Operamos de acuerdo a las reglas comerciales que apoyamos fuertemente como país y seguiremos haciéndolo. Reconocemos que China tiene derecho a utilizar las leyes y normas antidumping. También usamos esas leyes y reglas a veces. Pero es un caso en el que China, pensamos en este caso, ha cometido errores tanto de hecho como de derecho en la aplicación de esas normas”, dijo Birmingham.