Los EE.UU. carecen del sistema nacional de atención sanitaria estatal que garantiza que todo el mundo pueda recibir tratamiento si lo necesita, como en Europa o Canadá. Muchos estadounidenses se oponen por principio a la participación del Estado en las decisiones médicas privadas, y millones de personas reciben atención médica a través de sus empleadores o a través de Medicaid, un sistema gubernamental para los más pobres. Pero los trabajadores menos calificados a menudo carecen de planes de seguro del empleador y no pueden pagar por la atención privada.

Si tienes un buen seguro, puede que no haya mejor lugar para estar enfermo que Estados Unidos, donde los mejores planes ofrecen los mejores médicos y los medicamentos más avanzados. Pero incluso los trabajadores con un buen seguro de salud pueden perderlo todo cuando pierden su trabajo. Mientras los científicos corren para desarrollar una vacuna contra el coronavirus, algunos estadounidenses se preguntan si podrán pagarla.

Los comentarios de Azar son especialmente sorprendentes a la luz del hecho de que él representa una administración que trata de terminar con el Obamacare, que puso alguna forma de seguro médico a disposición de todos. Trump, a pesar de prometer un sistema “hermoso” y más barato, no ha presentado un plan alternativo. Si los republicanos alguna vez tienen éxito en su intento de matar el Obamacare, probablemente incrementarán los mismos problemas de salud que hicieron a tantos estadounidenses vulnerables al Covid-19.