American Eagle, Sephora y Best Buy están entre los minoristas que están reimaginando sus tiendas para hacer las compras más rápidas, fáciles y seguras.

Tiara Show fue al centro comercial la semana pasada en busca de ropa de verano – y una distracción de la pandemia que la tenía confinada en casa desde marzo.

Pero había recordatorios de coronavirus por todas partes: Un recepcionista de American Eagle le dijo que las máscaras eran obligatorias y le ofreció una desechable. En el interior, los estantes habían sido reducidos y reorganizados, con vaqueros en un área, camisas en otra. Todos los demás probadores estaban cerrados. Después de pagar su compra -camisas, pantalones cortos y pendientes- a través de un divisor de plexiglás, Show arrancó el recibo de la impresora ella misma.

“Todo era tan diferente”, dijo la joven de 23 años de Missoula, Mont. “En todo caso, hizo que el virus se sintiera más real”.

En todo el país, las tiendas están reabriendo a una realidad cambiada. Los minoristas que han pasado años intentando que los clientes se queden, con la esperanza de que compren más de lo que necesitan, están reimaginando sus tiendas para un futuro lleno de compras deliberadas. Dicen que ya han pasado los días en que se probaban el maquillaje o jugaban con los juguetes en los pasillos. El objetivo ahora es hacer que las compras sean más rápidas, fáciles y seguras para adaptarse a los cambios a largo plazo en las expectativas y hábitos de los consumidores.