Dentro de los edificios con patios llenos de gente, donde las familias latinas de clase trabajadora comparten apartamentos destinados a una persona, los enfermos se multiplican.

Isabela Rivera fue la primera en su casa en dar positivo por el nuevo coronavirus. Incapaz de aislarse completamente en el apartamento de tres habitaciones que ella y su esposo, Danilo, comparten con otras dos familias del norte de Virginia, los Rivera enviaron a su hijo de 7 años a vivir con un amigo de la familia. Danilo duerme en el sofá, sin saber si está infectado. Las otras familias se han refugiado en sus habitaciones, con la esperanza de que una puerta cerrada les proteja del virus mortal y altamente contagioso.

Pero su complejo de apartamentos en Herndon se ha convertido en un imán para los coronavirus. Pronto, los otros estaban tosiendo y resollando.

Los latinos, que constituyen alrededor del 10 por ciento de la población del Distrito, Maryland y Virginia, constituyen alrededor de un tercio de los casos de coronavirus en la región, según un análisis del Washington Post de las jurisdicciones que rastrean la raza y el origen étnico de los pacientes con covid-19, la enfermedad que causa el virus.