Anteriormente, el papel del padre consistía en ser el proveedor del hogar, mientras que las mujeres se encargaban exclusivamente de atender la casa y criar a sus hijos.
Hoy en día, las mujeres también salen a trabajar, y después de su jornada laboral, regresan a casa a realizar las labores domésticas, razón por la cual requieren que el hombre también participe en esto.
Por desgracia, todavía pasa que en muchos hogares se siguen perpetuando los estereotipos del padre y la madre; los hombres terminan empleando frases como “yo te ayudo”, cuando en realidad la labor es de ambas partes.
Tanto los hombres como las mujeres deben tener presente que cuando el padre participa en el cuidado de los hijos, no está haciendo el favor de ayudar, sino que está ejerciendo una paternidad responsable.
Cuando los padres conviven juntos con sus hijos se forman vínculos afectivos importantes. Sin embargo, hoy en día todavía se sigue culpando a la madre cuando las cosas no salen bien con los niños y se felicita a los padres cuando hay triunfos de por medio.
Además, sin importar que las mujeres elijan quedarse en casa, ya sea por decisión propia o por necesidad, se debe tener en cuenta que el trabajo en casa es extenuante y necesita de la colaboración de todos los miembros.