Joe Biden, que por su edad está entre los que más riesgo corren al contraer el coronavirus, ha aumentado su presencia pública y ha suscitado una pregunta: ¿Qué está haciendo su campaña presidencial para mantener a este candidato a salvo del mortal virus?

En poco más de una semana, el ex vicepresidente de 77 años ha caminado por las calles de Wilmington, Delaware, para ver los sitios de protesta, ha celebrado una reunión con un grupo de clérigos en una iglesia y ha pronunciado dos discursos ante un público reducido.

Los que asisten a los eventos de Biden no están siendo probados para el coronavirus, y sus ayudantes de campaña no dirán si han pedido a la Casa Blanca una máquina de pruebas rápidas, como el Presidente Trump ofreció una vez aparentemente en broma. En su lugar, la campaña de Biden ha estado examinando a los asistentes, a veces tomándoles la temperatura, y pidiendo a todos a su alrededor que usen máscaras y practiquen el distanciamiento social, una estrategia que algunos de los que aconsejan a Biden dicen que consideran mucho más confiable que las pruebas.

“Lo que sabemos que funciona es el distanciamiento social. Eso es mucho, mucho más importante que cualquier prueba”, dijo una persona que asesora a Biden en sus operaciones de seguridad de salud pública.

“Queremos mitigar el riesgo. No vamos a eliminarlo”, añadió la persona. “Piensas que alguien que se presenta a presidente tendrá una muy buena mitigación de riesgos. Pero no va a ser cero”.