Apenas hace unos días hacíamos de su conocimiento que el cantante y actor Pablo Montero, había sido motivo de sanción por parte de los policías en las playas de Guerrero, México, pues sin cumplir con la normativa que prohíbe el ingreso a esta zona turística desde hace más de dos meses, se le hizo fácil entrar con su novia en donde incluso fue captado con un paparazzi “echando pasión” en el mar pensando que nadie lo vería romper las normas.
Los policías le pidieron salir del lugar y pensamos que ahí había quedado la cosa en cuanto a la cuota escandalosa de Montero por la cuarentena…
Pues resulta ¡que no! pues cuando de nutrir a los diarios amarillistas se trata, Pablo se pinta sólo, pues su mal carácter, su abuso de sustancias, sus constantes resbalones emocionales siempre dan nota, y esta vez, además involucra a un reportero, por lo que la prensa se le ha ido encima ¡Con Todo!
Es más que sabido que el carácter y mal temperamento del cantante es uno de sus talones de Aquiles, a menudo se muestra grosero, explota y ya ha tenido en el pasado problemas con periodistas por este mismo motivo.
Resulta que Montero decidió ir al famoso pueblo mágico de San Miguel de Allende en Guanajuato, México, para grabar escenas para su próximo videoclip, y el reportero Pavel Cervantes se dio cita en el set para cubrir la nota, él afirma haber tenido en su momento la autorización del intérprete de “Piquito de Oro”, después se hizo una entrevista y de repente todo cambió.
Le pidió revisar el material y cuando vio que en la grabación aparecía su nueva novia literalmente enfureció y se le fue ¡A la yugular! “Fue muy agresivo, se le veían las ganas de golpearme, mandó a su equipo a que me alejaran de ahí, me amedrentó me quitó mi teléfono incluso para borrar todo lo que había grabado, me dio miedo sinceramente”.
El charro se defendió y dijo no haber sido violento pero que nadie le había dado permiso de grabar a su nueva conquista, pero bien dice el dicho: “Mata a un perro y te dirán mata perros”, su pésimo historial hace dudosa su versión y reafirma la del reportero que está pensando en acudir a instancias legales y realizar una denuncia.
¡Una raya más al tigre!