Hace miles de años, la sexualidad era muy liberal y las personas tenían amantes del mismo sexo.
Después, este concepto cambió y la homosexualidad se consideraba una enfermedad y hasta un crimen.
En los años 50, el biólogo y sexólogo Alan Kinsey realizó una investigación de 15 años, en la que concluyó que los conceptos de homosexualidad, bisexualidad y heterosexualidad son limitantes.
Para el estudio se basó en miles de cuestionarios con respuestas de 6.300 hombres y 5.940 mujeres, que lo llevaron a concluir que la heterosexualidad pura es extremadamente rara o casi inexistente.
Según Kinsey, existe un abanico de la orientación sexual, partiendo de la heterosexualidad pura y la homosexualidad pura, pasando por categorías intermedias.
Después, creó una escala de 8 niveles de heterosexualidad a homosexualidad, en la que determina en qué grado se encuentra la persona basado en sus preferencias, gustos y vida sexual.
Hoy en día, muchas personas piensan que la única posibilidad válida es la heterosexualidad. Sin embargo, los jóvenes son más abiertos respecto a este tema.