Incluso mientras lucha por un segundo mandato en noviembre, el presidente Donald Trump ya tiene la mira puesta en extender su estadía en la Casa Blanca por mucho más tiempo.
“Vamos a ganar cuatro años más”, dijo Trump en un mitin en Oshkosh, Wisconsin. “Y después de eso, iremos por otros cuatro años porque espiaron mi campaña. Deberíamos conseguir una reedición de cuatro años”.
Por supuesto, lo que Trump propone está prohibido por la Constitución, que limita a los presidentes a cumplir dos mandatos. (Si Trump perdiera en 2020, podría, en teoría, volver a presentarse en 2024). No hay ninguna disposición de “rehacer” en la Constitución para las circunstancias extrañas que rodean el primer mandato de un presidente. E incluso si la hubiera, la alegación de Trump de que merece un tercer mandato porque “espiaron mi campaña” no pasaría ningún tipo de prueba.
Lo que Trump considera “espionaje” fue en realidad una investigación de contrainteligencia del FBI sobre los esfuerzos de Rusia por entrometerse en las elecciones de 2016. El Comité de Inteligencia del Senado publicó el volumen final de su investigación bipartidista sobre las actividades de Rusia en 2016. Concluyó, entre otras cosas, que:
* Rusia interfirió en las elecciones con el objetivo expreso de ayudar a Trump y herir a Hillary Clinton.
* El presidente de la campaña Paul Manafort fue considerado como una “grave amenaza de contrainteligencia” cuya “presencia en la campaña y proximidad a Trump creó oportunidades para que los servicios de inteligencia rusos ejercieran influencia y adquirieran información confidencial sobre la campaña Trump”.
Pero toda la charla de Trump sobre el tercer mandato depende de que gane un segundo mandato, lo que por el momento parece improbable. Si Trump pierde ante el exvicepresidente Joe Biden en el otoño — y le cuesta a los republicanos el control del Senado también — el nombre “Trump” podría verse muy diferente y mucho peor en el 2021 y mucho menos en el 2024.