Uno de los nuevos rituales del presidente Donald Trump es hablar de las agrupaciones de coronavirus en los países que hicieron bien en suprimir la primera ola de la pandemia. En el último, se lanzó contra Nueva Zelanda, que inicialmente erradicó la enfermedad pero que ahora debe retrasar las elecciones generales para erradicar los puntos calientes emergentes.

La satisfacción maligna de Trump tiene como objetivo convencer a los votantes de que los EE.UU. se enfrentan a los mismos desafíos Covid-19 que todos los demás. Pero los hechos revelan el lamentable desempeño de su gobierno.

Así es como los EE. UU. se compara con sus aliados en muertes y nuevos casos durante la última semana, según la Universidad Johns Hopkins:

• Nueva Zelanda: 73 nuevos casos, 0 muertes
• Corea del Sur: 1,101 nuevos casos, 1 muerte
• Australia: 2,060 nuevos casos, 107 muertes
• Italia: 3,410 nuevos casos, 191 muertes
• Reino Unido: 7,672 nuevos casos, 73 muertes
• Alemania: 8,192 nuevos casos, 33 muertes
• Francia: 17,184 nuevos casos, 107 muertes
• Estados Unidos: 343,925 nuevos casos, 7,034 muertes

En todo caso, los nuevos brotes en el extranjero deberían ser motivo de alarma para el presidente que supervisó la defensa más débil del mundo contra la primera oleada del virus.