Ya tambaleándose por la pandemia del coronavirus, los colegios y universidades estadounidenses están a punto de perder cientos de miles de estudiantes internacionales debido al fracaso del país para contener la pandemia, los desafíos del aprendizaje en línea y un gobierno estadounidense más hostil.
También está en juego: los miles de millones de dólares que los estudiantes internacionales gastan anualmente en el país, además del capital intelectual de tener muchas de las mejores y más brillantes mentes del mundo educadas en Estados Unidos.
Cerca de 1.1 millones de estudiantes vinieron a EE.UU. de otros países para programas de formación universitaria o práctica, según el último informe Open Doors del Instituto de Educación Internacional, que el Departamento de Estado de EE.UU. apoya. Esos estudiantes gastan más de 40.000 millones de dólares al año en Estados Unidos, según el último informe, que analiza el año escolar 2018-2019.
Pero la mayoría de los estudiantes provienen de países que han logrado un mejor control de sus brotes de coronavirus que los Estados Unidos, y el gobierno aquí ha sido menos acogedor.
Varios consultores de educación internacional que ayudan a los estudiantes chinos a estudiar en el extranjero han notado que menos estudiantes querían solicitar ingreso en los colegios y universidades de los Estados Unidos.
Eso es un gran problema, porque alrededor de un tercio de los estudiantes extranjeros de Estados Unidos vinieron de China, que es el principal proveedor de estudiantes extranjeros a 39 estados y al Distrito de Columbia, según el informe Open Doors. (India provee el siguiente grupo más grande de estudiantes internacionales con 18.4%, seguido por Corea del Sur con 4.8%).
Y no sólo los estudiantes chinos se han sentido incómodos en los EE.UU. A principios del mes pasado, la administración de Trump dijo que impediría a los estudiantes internacionales obtener su educación únicamente en línea. Harvard y el MIT presentaron una demanda diciendo que el gobierno federal estaba tratando de forzar a las universidades a reabrir cuando no era seguro hacerlo, y la administración acordó poner fin a esas restricciones.
