En la tercera noche desde el tiroteo policial que dejó a Jacob Blake gravemente herido, los manifestantes en Kenosha desafiaron de nuevo el toque de queda y se enfrentaron a los agentes de policía con equipo antidisturbios que dispararon gas lacrimógeno a la multitud.

Un tiroteo nocturno dejó dos personas muertas y una persona con heridas, dijo la policía. El Sheriff del condado de Kenosha, David Beth, dijo que las autoridades están investigando si el tiroteo fue el resultado de un conflicto entre los manifestantes y un grupo de hombres armados que estaban protegiendo los negocios.

El martes, la familia de Blake convocó a protestas pacíficas, condenando la destrucción que la ciudad de Kenosha ha visto en las últimas noches, incluyendo edificios y coches incendiados. Después de las dos primeras noches de disturbios, el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, declaró el estado de emergencia y aumentó a 250 el número de miembros de la Guardia Nacional desplegados en el condado de Kenosha.

“Mientras pasaba por aquí, por esta ciudad, noté muchos daños que no reflejan ni a mi hijo ni a mi familia”, dijo Julia Jackson, la madre de Blake. “Si Jacob supiera lo que está pasando en cuanto a la violencia y la destrucción, estaría muy disgustado.”

Blake, un hombre negro, fue disparado por la policía el domingo por la noche, después de que trató de romper una discusión entre dos mujeres. Un video filmado por un hombre del otro lado de la calle muestra a un oficial siguiendo a Blake a corta distancia y tirando de su camiseta mientras Blake intentaba entrar en un todoterreno. Se oyen siete disparos. En el todoterreno estaban los tres hijos de Blake.

Blake fue operado el martes por la tarde y su familia dice que ahora está paralizado de la cintura para abajo. Su tiroteo, como varios otros en los últimos meses, provocó manifestaciones en todo el país, con manifestantes que exigen una reforma de la policía.