Una mujer llamada Margot Wölk nacida en Berlin, Alemanía, tenía tan solo 22 años cuando comenzó la segunda guerra mundial.
Durante pleno conflicto se vio obligada a mudarse a la casa de sus suegros a la aldea de Gross-Partsch, donde el alcalde el pueblo llegó a reclutar mujeres para que trabajaran para Hitler, por lo que tuvo que aceptar, ya que de lo contrario ella y su familia serían asesinados.
Margot junto a otras 14 jóvenes tuvieron la mala suerte de ser convocadas para formar parte del famoso cuartel militar de Hitler llamado la Guarida del Lobo.
La única misión de Margot era ser la catadora de la comida de Hitler, para verificar que no estuviera envenenada y él pudiera comerla sin problema, pues existían rumores que habían aliados infiltrados tratando de matar a Hitler.
Lo curioso del asunto es que Margot y ninguna de las otras jóvenes tuvo la oportunidad de hablar ni ver a Hitler.
Lo único positivo que resalta Margot de su experiencia como miembro de La Guarida del Lobo, fue el acceso a los deliciosos platillos que eran preparados, aunque asegura que era difícil disfrutarlos por el miedo de morir envenenada.
De hecho cuando la guerra terminó, ella asegura que le tomó mucho tiempo volver a disfrutar la comida.