Los científicos y médicos reaccionaron con palabras como “horror”, “despreciable” e “indignante” cuando se difundió la noticia de que nombramientos de la Casa Blanca interfirieron con un informe básico de salud pública nacional cuando entró en conflicto con los mensajes del presidente Donald Trump sobre el coronavirus.
Michael Caputo, el secretario adjunto de Salud y Servicios Humanos para asuntos públicos, reconoció el sábado que desde junio, él y un asesor han escudriñado y a veces presionado para que se hagan cambios en un informe semanal de salud distribuido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.
La intromisión, reportada por primera vez por Politico, incluyó esfuerzos para detener la publicación de un informe la semana pasada sobre el uso de hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria que Trump suele promocionar, retrasar un estudio de 10 estados sobre las estadísticas de infección de COVID-19 en junio y otro sobre la propagación del coronavirus en un campamento de descanso de Georgia.