El presidente Donald Trump no se comprometerá a hacer una transición pacífica del poder después de la jornada electoral, lo que avivará aún más las preocupaciones de que no renuncie a su cargo si pierde en noviembre.
“Bueno, vamos a tener que ver qué pasa”, dijo Trump cuando se le preguntó si se comprometería a una transición pacífica, una de las piedras angulares de la democracia americana.
Trump se había negado antes a decir si aceptaría los resultados de las elecciones, haciendo eco de sus sentimientos a partir de 2016. Y ha bromeado – dice – sobre permanecer en el cargo más allá de los dos términos constitucionalmente obligados.
Pero su negativa a garantizar una transición sin violencia fue más allá y es probable que alarme a sus oponentes, que ya están al límite, dado su despliegue de fuerzas policiales federales para sofocar las protestas en las ciudades estadounidenses.
El senador Mitt Romney, un republicano de Utah que ha estado en desacuerdo con el presidente en el pasado, criticó los comentarios de Trump.
“Fundamental para la democracia es la transición pacífica del poder; sin eso, estamos en Bielorrusia”, escribió Romney. “Cualquier sugerencia de que un presidente no respete esta garantía constitucional es impensable e inaceptable”.